Si hay un negocio rentable y de éxito, ese es el textil. Las calles comerciales de las principales ciudades están llenas de tiendas de ropa que son, en su mayoría, franquicias. Y es que la franquicia es una vía de expansión muy recurrida en el caso de la moda femenina.
Las grandes cadenas y franquicias de moda femenina se mantienen prácticamente indemnes tras el temporal. Tanto el que trajeron los años más duros de crisis económica, como otros más específicos del sector. Hablamos, por un lado, de la deslocalización que viven las industrias textiles. Y, por otro, de la liberalización de mercados internacionales como China. Algo que ha traído consigo un consecuente aumento de la competencia.
De hecho, según los últimos datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex) relativos a 2016, la facturación del sector textil creció un 1,52%, hasta los 18.012 millones de euros. Un año en el que había 62.201 tiendas de moda, un 1,33% más que en 2015. Además, 197.453 personas trabajaban en el sector, un 1,87% más. Mientras, cada familia española gastó ese año en ropa una media de 1.246€. Es un 1,88% más que en 2015, con lo que este indicador acumula tres años consecutivos al alza.
Todo ello convierte a la moda femenina en un sector maduro y preparado para afrontar los retos del futuro. En este sentido, hace tiempo que las empresas han descubierto en la fórmula de la franquicia la mejor herramienta para crecer. Y no solo en el territorio nacional, sino también más allá de nuestras fronteras.
La franquicia, motor para el sector de la moda femenina
A la hora de expandir conceptos de moda femenina, la franquicia es el mejor aliado. Tanto si la expansión es nacional como si es internacional. De hecho, esta fórmula concede al emprendedor una oportunidad factible cuando este desea formar parte de un sector tan competitivo. Además, con todas las ventajas de una gran marca.
Según datos de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), recogidos en su último informe anual, “La Franquicia en España 2017”, las principales variables del sector moda en su conjunto en 2016 fueron:
- Facturación: 2.162 millones de euros.
- Nº Enseñas: 229.
- Nº Establecimientos: 8.781.
- Empleos: 26.229.
Dentro de este sector, si nos centramos específicamente en las franquicias de moda femenina encontramos:
- Facturación: 558,8 millones de euros.
- Nº Enseñas: 65.
- Nº Establecimientos: 2.228.
- Empleos: 6.815.
Por otro lado, y según “La Franquicia Española en el Mundo 2017”, el informe estadístico anual de la AEF relativo a internacionalización, 79 franquicias de moda españolas han exportado sus modelos de negocio a otros países. De hecho, cuentan con 9.885 establecimientos en 123 países.
Retos de las franquicias de moda femenina
Entre los retos a los que se enfrentan las franquicias de moda femenina destaca la problemática de los stocks. Las enseñas se ven casi obligadas a precisar de antemano que cantidad de producto van a necesitar en cada tienda. De hecho, se afanan cada vez más por planificar las temporadas mucho antes de que lleguen. Más que nada, para intentar eliminar el stock sobrante en la época de rebajas. Además, recurrir a los outlets o a mercados exteriores son bazas que muchas vienen jugando. Y con bastante acierto, pues así consiguen salida a ese producto sobrante, sin incurrir en pérdidas.
Otra tendencia que se observa en las franquicias de moda femenina es la cesión del producto en depósito. Tendencia que contrasta con a la habitual venta en firme. De esta manera, el franquiciado solo tiene que pagar a la central el producto vendido. Así se elimina el problema de liquidar el stock sobrante y es la central la que se hace cargo del mismo. Al mismo tiempo, este proceso permite a la central realizar una gestión más eficaz del producto. De hecho, puede moverlo entre distintos establecimientos, según las necesidades de los clientes.
La especialización es otro reto para las franquicias textiles que operan vendiendo moda femenina. Sobre todo en un sector con productos tan similares y a precios tan parecidos. De ahí la necesidad de que haya empresas que sepan encontrar algo diferente para hacerse un hueco en el mercado.
Y finalmente, como en casi todos los sectores que operan en franquicia, la moda femenina debe adaptarse a la evolución que marcan las nuevas tecnologías. De hecho, estas permiten a las centrales una comunicación más fluida con su red. Además, su coste es muy bajo y cuenta con una flexibilidad total.