El término franquicia ya era empleado en la Edad Media. El mismo hacía referencia a las autorizaciones o privilegios que los soberanos otorgaban a favor de algún súbdito en relación a determinadas actividades comerciales, o también de pesca y explotación de recursos forestales.
El origen de la palabra franquicia bien podría ser el término francés «franc». Y es que durante el medievo fue aplicado como anteriormente se ha expuesto. De hecho el primer documento que refleja la concesión de una franquicia está fechado en marzo de 1232. Este fue otorgado en la localidad francesa de Chambey.
Con la llegada de la Edad Moderna perdemos la pista al término franquicia en Francia, de la que no tenemos constancia documental hasta ya entrado el siglo XXI. Y esta vez en los Estados Unidos de Norteamérica. En efecto, las necesidades de expansión de la industria del Norte, triunfante tras la guerra civil, lleva a los empresarios a buscar la colaboración de los comerciantes del Sur y del Oeste . Reaparece pues el término franquicia. Esta vez ya contiene la esencia que lo caracterizará hasta nuestros días. Es decir, la colaboración entre empresarios independientes para la obtención de un fin común.
Evolución de la franquicia
Si debemos fechar la irrupción de la franquicia como sistema de distribución comercial, la fecha es sin duda 1929. General Motors recurre a un contrato que favorece el asociacionismo entre la central y sus distribuidores favoreciendo mucho la colaboración entre ambas partes. Pero manteniendo en niveles razonables la independencia de las partes. Así fue como la reacción ante las leyes antitrust tendentes a evitar la integración vertical de distribuidores y productores facilitó el desarrollo efectivo del sistema de franquicias. Y de su vitalidad y éxito da fe su actual expansión a prácticamente todos los sectores de la economía.
Pero no solo en los Estados Unidos de Norteamérica las empresas tomaban conciencia de las ventajas de este sistema. En la vieja Europa también Francia contaba con empresarios con visión de futuro. Así fue como los propietarios de la fábrica de lanas La Lainiere de Roubaix se aseguraron la salida comercial de sus productos. En concreto, creando la firma Pingouin, asociando a un gran número de minoristas que, al firmar el contrato, se aseguraban la exclusividad de la distribución de los productos Pingouin en su zona geográfica.
Los años cincuenta conocieron la expansión del sistema de franquicias tal y como lo conocemos hoy en día. Y fue en los Estados Unidos de Norteamérica donde encontraron las condiciones necesarias para su despegue definitivo. De hecho, hoy en día la nación lidera este sistema de probado éxito comercial.