Si una entidad quiere destacar entre la competencia debe tener presente un factor muy importante: su logotipo. Suele ser uno de los primeros elementos que conocemos de la marca. Y ahí radica su importancia. Sin embargo, hay una serie de aspectos a considerar para que el ‘logo’ refleje perfectamente la imagen de la franquicia.
¿Mi logotipo es lo suficientemente atractivo para mi público potencial? Esta es la pregunta que deberían plantearse habitualmente todas las cadenas de franquicias. En el caso de que su objetivo sea adaptar su imagen corporativa a los vaivenes del mercado. Y no quedarse atrás respecto a la competencia.
Si nos ceñimos al mercado español. Con un tejido empresarial donde operan pymes en su mayoría, es necesario contar con una imagen de marca definida. Que permita al cliente distinguir de un solo vistazo a la franquicia, como si de una bandera izada se tratase. Aunque parezca increíble, un logotipo tiene la capacidad para crear en la mente del consumidor una visión de conjunto. Tanto de los productos como de los servicios que ofrece la empresa a la que representa. Y también generar el deseo de comprar.
Una inversión estratégica
Para las franquicias que empiezan, es necesario prestar especial atención al diseño del logotipo. Ya que es el elemento central de una imagen corporativa, la carta de presentación a ojos del público.
Aspectos fundamentales:
- El tamaño
- La grafía
- El color
- El fondo
Son elementos básicos con los que el diseñador puede jugar hasta conseguir un resultado único en el sector. E incluso en el mercado.
Para las compañías consolidadas, renovar y adaptar su ‘logo’ (‘restyling’) ha pasado a formar parte de las acciones habituales en la estrategia global de marketing. Teniendo en cuenta que el mercado y sus actores varían. Así, es frecuente que incluso las grandes multinacionales deseen estar ‘al día’. E inviertan esfuerzos por adaptar su imagen corporativa a las necesidades de una nueva demanda o perfil de público objetivo.
Primer paso: encontrar el “logo” que marque la diferencia
Para dar con la imagen que represente el espíritu de la franquicia. Y que identifique su actividad, objetivos y filosofía, es necesario desarrollar un perfil de la compañía. Que se pueda, en la medida de lo posible, expresar gráficamente. Sin duda, es una tarea más que compleja.
Recurrir a un buen equipo de profesionales puede ser un buen paso para conseguir el objetivo. Pero si el responsable de la marca no es capaz de transmitir lo que “quiere”, poco o nada podrán hacer los diseñadores. En este mismo sentido, las empresas pequeñas que no cuenten con un presupuesto acorde con la situación, no deben desanimarse. Nadie conoce mejor una marca que su propio “creador”, por lo que sólo hay que pararse a reflexionar y pedir ayuda.
No hay que olvidar que el objetivo primordial del logotipo es diferenciarse de los competidores. Por ello hay que elegir una grafía acorde con la actividad de la franquicia. Y unos colores que evoquen esta misma tarea. Conseguir el equilibrio entre los diferentes elementos que componen la imagen no es un trabajo sencillo. Pero, sin duda, es la clave del éxito.
La importancia del color en el logotipo
Por su puesto, la imagen resultante ha de ser atractiva. No es necesario recurrir a colores estrambóticos ni formas abstractas para captar la atención del público. A veces un tono suave y una grafía sencilla pueden ser la mejor opción.
Entra en juego la colorimetría. O el arte de elegir el color que identifique los valores que representan la filosofía de conjunto de la franquicia. Por ejemplo:
- Los tonos pastel son muy adecuados para expresar serenidad -ideal para empresas dedicadas a belleza, estética o relax-.
- El rojo es un color que “reactiva”, que no deja indiferente. No sería inadecuado para compañías que valoren la acción, como tiendas de venta de artículos de deporte o moda, por ejemplo.
Por último, no hay que olvidar acompañar la promoción de nuestra imagen corporativa de las herramientas que brindan las nuevas tecnologías. Internet es el mejor vehículo para presentar nuestro logotipo, diseñando una página web atractiva a la vista. Y que ofrezca contenidos interesantes y, en el primer momento, fáciles de leer. La web será la mejor “ventana” a la que asomar nuestra “bandera” para que el público se familiarice con ella.
¿Quién dijo miedo?
Entre las franquicias de largo recorrido puede existir un cierto reparo a cambiar la imagen corporativa. Temiendo que la novedad no resulte eficaz al nivel del logotipo tradicional o no “cale” en el gusto del público. Pero hay que tener en cuenta que la moda es pasajera, y que las tendencias de consumo están en constante movimiento. Por ello es necesario replantear la imagen de una empresa acorde con las transformaciones del “gusto” del cliente potencial.
El gasto que supone cambiar la imagen corporativa es otro de los frenos que en ocasiones acaban con el proceso. Pero no hay que olvidar que, en muchos casos, una imagen eficaz y eficiente se traduce en ganancias. Solo hay que poner “toda la carne en el asador” y apostar por el lavado de cara.
Así, queda patente la importancia de lucir una imagen de marca que, abanderada por el logotipo, sepa transmitir los valores de la empresa. Al consumidor y al resto del mercado, para diferenciar a la franquicia y lograr que la inversión se traduzca en resultados.