“El cliente siempre tiene la razón” es una popular máxima relacionada directamente con la realización de un buen trabajo. Así, según atienda la franquicia a sus clientes, obtendrá unos resultados u otros. Razón de más para esforzarse en que nuestros empleados mantengan un trato impecable con el cliente.
Los mercados son cada vez más competitivos. Y la necesidad de que los empleados hagan bien su trabajo es, hoy más que nunca, indispensable. Además, esta fuerte competencia y el deseo de la franquicia de ampliar su nicho de mercado, obligan a buscar nuevas vías para satisfacer al cliente.
Por este motivo, las franquicias son conscientes de que, a estas alturas, tienen que conseguir un rendimiento máximo.
Pasos para ofrecer un buen trato al cliente
- Facilitar en todo lo posible el producto o servicio que le estoy sirviendo.
- Cumplir lo que demande el cliente en todo lo que se pueda.
- Sólo hay una forma de satisfacer al cliente: darle más de lo que espera cuando sea posible.
- Conseguir la diferencia respecto a la competencia.
- Un fallo hace dudar al cliente. Hay que intentar no caer en el error del ‘pasotismo’ respecto al cliente.
- Punto último y crucial: la calidad del servicio dado por el empleado de la franquicia debe ser inmejorable.
En definitiva, las empresas, dentro de su plan estratégico, deben posicionar a sus clientes por encima de todo. Y, aunque en muchas ocasiones, esta sentencia no se cumpla, hay que tenerla presente en el día a día. Es decir, desde que se abren las puertas del negocio. De esta manera, se podrá corregir lo antes posible cualquier punto crítico o débil en el trato con el cliente. Al fin y al cabo, “el cliente siempre tiene la razón”.
La importancia del capital humano en las franquicias
Entre los recursos con que cuentan las franquicias, cabe destacar una serie de factores clave para ofrecer un buen servicio al cliente. Hablamos de capital, capital humano, trabajo y dirección empresarial. Atendiendo al capital humano, hay que entender que, si se administra bien, impulsa el rendimiento operativo. Su finalidad se bifurca, principalmente, en dos puntos:
- Acercarse a los empleados con objetivos que cumplir comunes para impulsar el rendimiento del negocio.
- Asegurar la posición de la empresa dentro del mercado.
No hay que olvidar que los empleados son quienes se encargan, en gran medida, del trato con la persona interesada. Por ello, si están estimulados, trasmitirán este sentimiento al cliente. Sin embargo, esto será una ilusión si no existe una satisfacción laboral. Y es que un empleado insatisfecho se traduce en un trato insignificante al cliente.
Aquí es donde entran en juego los encargados de reclutar al personal de la franquicia. De proyectar las estrategias encaminadas a desarrollar y aprovechar el potencial de los empleados. En ellos residen el conocimiento y la experiencia. Dos herramientas imprescindibles para conseguir que se alcance un máximo rendimiento laboral, con el fin de trasmitírselo al trabajador.
¿Cómo aprovechar plenamente el rendimiento de los empleados?
La formación continua es un elemento clave para incentivar a los empleados. Así, se sentirán seguros y podrán atender todas las dudas y reclamos que solicite el cliente en cualquier momento.
Asimismo, los trabajadores tratan de mejorar permanentemente su rendimiento para sentirse realizados, tanto personal como profesionalmente. Por ello, los empleados de las franquicias -como los de cualquier empresa- están estimulados para alcanzar su meta. La misma suele ser escalar puestos en la compañía. Todo para verse recompensados con una mayor responsabilidad y, consecuentemente, con una remuneración interesante.
Por otro lado, la producción de nuevas ideas por parte de los empleados constituye la piedra angular para la buena marcha de una franquicia adaptada a los tiempos de hoy. Principalmente, las ideas que llegan a buen puerto son fruto de la experiencia del trabajo diario. Desde el trabajador hasta el que jefe. Todos deben demostrar un elevado conocimiento e interés por las acciones que se llevan a cabo en la empresa.
En la complicidad entre empleados y clientes es fundamental que el primero esté convencido y sea partícipe de la evolución de la franquicia en la que trabaja. Hay que favorecer la comunicación entre empleados, para que establezcan lazos de confianza y cordialidad entre ellos. Así, todas las personas de la organización deben estar dispuestas a trabajar por y para el cliente. Ya sea por una petición, una queja u otros motivos.
Contrariamente, las franquicias que no presten la suficiente atención a su capital humano pueden tener muchas desventajas. Así, no capacitar a los empleados antes de que realicen sus actividades, puede repercutir negativamente en la calidad del producto. Y es que, si no se hacen las cosas bien desde el principio, corregirlas después implica:
- Costos extra para la empresa.
- Y mala imagen de cara al cliente.