Nos movemos por impulsos. Está claro que para que una persona actúe debe tener un motivo, un beneficio, una meta que cumplir. Si hablamos del mundo laboral todavía es más evidente. Y es que, si un trabajador no se siente orgulloso o entusiasmado con su empleo, no logrará los mismos resultados. Aquí es donde entra en juego la capacidad de la franquicia para que la motivación esté presente. Y con ella, también una mayor productividad.
Una buena plantilla de empleados es una de las principales características que aseguran el buen desarrollo de una empresa. Si además esa plantilla está motivada, las posibilidades de que ese negocio funcione aumentan mucho más. Algo que se debe a que variables como el rendimiento de los trabajadores, el absentismo laboral o la profesionalidad están directamente relacionadas con la motivación.
Es importante señalar que la motivación juega un papel importante a la hora de impulsar a un ser humano a actuar. Esto tiene su base en un conjunto de necesidades que el trabajador tiene. Y que pueden satisfacerse a través de un vínculo laboral.
Estímulo-acción
Las motivaciones son tantas como los individuos. Esto se hace para estimular adecuadamente a cada trabajador. Pero no hay que confundir aquellas acciones que dan estímulos de conjunto, extendiéndose a todo el personal sin tomar en cuenta para ello el desempeño individual, de los estímulos administrativos individuales en forma de promoción u otro tipo de beneficios. Las primeras no actúan como motivadores. Ya que no influencian al individuo a trabajar más y mejor, sino a trabajar el mínimo necesario para seguir perteneciendo a la organización.
Cuando se habla de estímulos no sólo nos referimos a dinero. Son muchas las personas que están dispuestas a aceptar menos dinero a cambio de trabajar en el lugar que prefieren, en una actividad más fácil o tener mayor independencia en cuanto a las tareas a realizar o el tipo de horario. En este sentido, la gerencia debe conocer las necesidades que experimentan los trabajadores. Y también crear las vías necesarias para su satisfacción, que será lo que constituya el eje central de la motivación.
Diez maneras de motivación para los empleados
- Con un ambiente de trabajo positivo. Hay que fomentar la creatividad, las nuevas ideas, la iniciativa, las puertas abiertas a las proposiciones de la plantilla.
- Participación en las decisiones. Es bueno facilitar a los empleados un ámbito para que tomen sus decisiones y respetarlas.
- Involucración en los resultados. Hay que hacer saber a los trabajadores cómo puede afectar su trabajo a los resultados finales de su departamento o de la compañía.
- Sentido de pertenencia al grupo. La gerencia debe hacer que el empleado se identifique con la identidad corporativa. Por ejemplo, facilitando tarjetas de visita.
- Ayudar a crecer. Es bueno para mantener la motivación que la empresa proporcione la formación y potencie las habilidades de los pertenecientes a ella.
- Feed-Back. Hay que proporcionar una retroalimentación en el desempeño de la plantilla. Indicando los puntos de progreso y aquellos que deben mejorarse.
- Escuchar. Son muy positivas los encuentros con los empleados de forma periódica para hablar de los temas que les preocupe. Comer juntos en un restaurante puede ser una buena excusa.
- Agradecimiento. Un jefe debe agradecer sinceramente los esfuerzos. Una simple nota o de palabra supone una recompensa para los trabajadores.
- Premiar la excelencia. De la mano del agradecimiento, este otro punto es otra forma de recompensar los esfuerzos. Hay que reconocer y premiar a los trabajadores que presenten un desempeño extraordinario.
- Celebrar los éxitos. La celebración hace justicia a los esfuerzos desempeñados para conseguir el éxito.
En conclusión, las empresas que cuentan con plantillas motivadas son también las que presentan mejores números en la cuenta de resultados. Las personas que tienen alta motivación suelen rendir más en sus trabajos. También aprovechan mejor el tiempo y alcanzan con mayor facilidad los objetivos marcados por la empresa. Esto supone un claro beneficio tanto para la empresa como para el propio empleado.