Las franquicias han conseguido hacerse un hueco importante en los espacios comerciales de los aeropuertos. Son, sobre todo, las franquicias de restauración y retail las que encuentran en las terminales una ubicación ideal, alentadas por el éxito de los productos “Duty Free”, que atraen una gran cantidad de público a estas zonas.
Los grandes centros de comunicación y transporte que acogen cada día a cientos de turistas o viajeros se han convertido en una de las ubicaciones favoritas de los negocios y franquicias dedicadas al comercio. Sobre todo de quienes operan en el sector moda y complementos, así como en el de la hostelería y restauración.
Así, importantes estaciones de tren y autobús cuentan desde hace años con sus propias galerías comerciales. Una tendencia que se ha intensificado en torno a las puertas de embarque de los aeropuertos y que resulta beneficiosa tanto para franquicias como para emprendedores y clientes.
Y es que los aeropuertos reúnen numerosas características que les convierten en un espacio ideal para instalar un negocio o franquicia. Eso sí, no todos los conceptos reúnen los requisitos necesarios para entrar a formar parte del elenco de empresas que operan en estas selectas galerías comerciales. Y es que están pobladas por tiendas que hace no muchos años vendían lujo y ostentación, acorde con el poder adquisitivo de las personas que podían permitirse viajar en avión.
A este respecto, las cosas han cambiado mucho en los últimos años. El desarrollo del turismo a nivel internacional, la proliferación de las compañías low cost y la liberalización del suelo del aeropuerto han hecho posible que franquicias y negocios convencionales se instalen en las inmediaciones de las puertas de embarque.
Ventajas del suelo internacional
Los aeropuertos ofrecen una de las características más buscadas por las cadenas de franquicias: zonas muy transitadas por clientes potenciales. En este sentido, el tráfico de personas en los aeropuertos españoles ha aumentado considerablemente durante los últimos años, animado por varios factores: la normalización del turismo como actividad y la proliferación de compañías que permiten volar a bajo coste.
La tendencia arroja que, a la hora de elegir la forma de viajar, la mayoría de turistas se decanta por el transporte aéreo. Según datos de Enaire, el tráfico aéreo español aumentó un 7,9% en 2016, con 1.867.734 vuelos (137.300 más que en 2015). Este ritmo de crecimiento triplica la media europea, que se sitúa en el 2,7%. Con todo, para 2017, el gestor aeroportuario prevé gestionar 60.000 vuelos más, lo que supondrá un incremento del 3,2%.
Este crecimiento exponencial en los vuelos se debe, en gran parte, al fuerte despegue que han experimentado en los últimos años las compañías de bajo coste. En 2016 transportaron a más de 40,4 millones de pasajeros, un 13,4% más que en 2015. Estos datos, publicados por la Subdirección General de Conocimiento y Estudios Turísticos, también indican que las compañías tradicionales trasladaron el año pasado a 40,4 millones de viajeros, un 10,7% más. Así, en el conjunto de 2016, llegaron a España 80,8 millones de pasajeros, un 12,1% más que en el ejercicio anterior.
El éxito del «Duty Free»
Otra de las características que ostenta una parte de estos espacios dedicados al comercio es el precio de los productos. Y es que, una vez que el pasajero atraviesa el control y accede a la zona de embarque, se encuentra en tierra de nadie. Es decir, en un espacio que no pertenece a ningún Estado en concreto. ¿Consecuencias prácticas? Los productos que se ofrecen en esta zona no están gravados con impuestos, por lo que resultan mucho más baratos para el comprador. Se trata del artículo “Duty Free”.
Son zonas cada vez más transitadas, que acogen un gran número de tiendas y franquicias, cuyos productos están al alcance de cualquier bolsillo. Además, venden sus artículos a un precio “libre de impuestos”. La traducción de este fenómeno es sencilla: más turistas, menor precio, más ventas. Y también más tiendas.
Pero, ¿cómo se adquiere una tienda en el aeropuerto? Hace varios años el proceso pasaba por cursar una solicitud a la empresa concesionaria para gestionar estas zonas, Aldeasa. Pero ahora que la gestión no es exclusiva, las franquicias interesadas pueden optar por colaborar con ésta o solicitar su propio espacio directamente al Estado. Una opción reservada, de momento, a las grandes enseñas textiles, como Zara o Carolina Herrera. Y es que uno de los requisitos indispensables para poder acceder a las zonas comerciales del aeropuerto es gozar de una potente imagen de marca, además de ofrecer un concepto de negocio que se adapte a las exigencias de un área tan restrictiva.
¿Quién compra y qué compra?
Una vez claro que estos espacios son una gran oportunidad para las cadenas de franquicias, es interesante conocer el perfil del comprador que acude a las tiendas del aeropuerto, porque no todos los conceptos de negocio parecen aptos para ubicarse en esta área.
Tanto el aumento en la frecuencia de vuelos como el incremento de pasajeros en los aeropuertos españoles, hacen recomendable adaptar los espacios comerciales a la demanda de este tipo de pasajeros. También poner en marcha estrategias basadas en el conocimiento de los hábitos y necesidades de compra de los mismos. Las franquicias de retail y la hostelería figuran entre las más adecuadas para los espacios comerciales del aeropuerto, porque dan una respuesta inmediata a las necesidades de los viajeros. Necesidades como tomar un tentempié, comprar un regalo o incluso adquirir algún producto para uso personal antes de subir al avión.
A la hora de instalarse en estos espacios, las franquicias han de tener en cuenta el perfil particular del cliente que va a encontrar en el aeropuerto. Se trata de un comprador que puede tener prisa, porque no se ubica en el aeropuerto y cree que va a perder el vuelo –turistas ocasionales en su mayoría-. O también una persona acostumbrada a este tipo de trayectos, que además viaja a menudo –por trabajo- y se impacienta ante todo el tiempo que deja escapar entre vuelo y vuelo. En ambos casos, el resultado es el mismo: el comprador acaba en las tiendas del aeropuerto, ya sea para relajarse, pasar un buen rato o matar el tiempo. Pero siempre comprando.
Transumer, el nuevo cliente de terminal
Entre las personas que, por motivos laborales, se ven obligadas a viajar con cierta asiduidad, ha nacido un nuevo perfil de cliente. Éste aprovecha el tiempo libre entre vuelo y vuelo para comprar en tiendas y franquicias del aeropuerto. Son los conocidos como transumers, consumidores que valoran la experiencia de la compra en sí, más allá del producto que adquieren en un momento dado.
Esta manera de comprar viene acompañada por una cuasi obsesión por obtener una satisfacción a corto plazo a través del consumo, por lo que se trata de clientes que valoran las novedades, la hospitalidad de los establecimientos y franquicias que visitan, que deben tener una clara disposición de la oferta selecta. El transumer no busca cosas habituales sino artículos de lujo o, simplemente, especiales.
Las compañías y cadenas de franquicias ya han comenzado a descubrir y aprovechar este nuevo perfil. En este sentido, una de las primeras experiencias tuvo lugar hace un par de veranos en el aeropuerto de Schiphol, que lanzó una estación para recargar, música, audio libros, demos de programas de televisión, películas, MP3 y todo tipo de contenidos para dispositivos digitales. El servicio hizo las delicias de los transumers.
La franquicia, cada vez más presente en los aeropuertos
Si echamos un vistazo a las firmas que operan a través de sus establecimientos en los distintos aeropuertos españoles, podremos comprobar que la franquicia ha conseguido hacerse un hueco entre otras fórmulas empresariales más convencionales, destacando enseñas de hostelería, moda y complementos.
Entre las compañías y cadenas de franquicias aficionadas a instalar sus locales en estos espacios destaca Eat Out, grupo de restauración propietario de grandes marcas de franquicias como Pans & Company, Fresc Co, Dehesa Santa María, Fresh & Ready, Caffè di Fiore y Terracotta. Recientemente, la compañía portuguesa Ibersol ha formalizado la compra de Eat Out, dando lugar al mayor grupo de restauración de la Península Ibérica, con 716 restaurantes (490 propios y 226 franquiciados). Ibersol cuenta con siete marcas propias, como Pizza Móvil o Pasta Caffé, además de otras como Pizza Hut, Burger King o KFC. Todas ellas son franquicias habituales en las terminales, donde brindan una variada oferta de restauración a los viajeros.
En cuanto al sector retail, las franquicias de moda y complementos ocupan numerosos espacios en estas zonas comerciales, dado que ofrecen un producto que actualmente está en boga entre los consumidores, que no se cortan a la hora de hacer sus compras en el aeropuerto. En esta categoría operan, entre otros, Mango, Gocco, Etam Lingerie, La Sabatería, Women’s Secret y la óptica Sun Planet.
Por último, destacar otros conceptos de negocio en franquicia que están presentes en los aeropuertos españoles, como la juguetería Imaginarium o la vendedora de productos cosméticos naturales The Body Shop.