Grandes marcas que ofrecen solidez y seguridad. Pequeños negocios que destacan por su flexibilidad y cercanía. La balanza está muy equilibrada. Y es que tanto las franquicias grandes como las pequeñas tienen sus propias ventajas. ¿Estás indeciso? Aquí te damos las claves para que te decantes por la opción que más te convenga.
La mayoría de las personas que inician su actividad como franquiciados conocen el nombre de mega-sistemas que operan en franquicia en sectores de comida rápida, como McDonald’s, operadores de panadería como Granier u otro tipo de formatos de negocios como Carrefour Express. Estos sistemas son grandes y, como todas las formas de negocio, tienen sus ventajas y sus desventajas a consecuencia del tamaño.
Cuando un emprendedor inicia su empresa como franquiciado espera, al menos, recibir dos cosas. Una marca valiosa y un sistema operativo desarrollado. La principal ventaja de las grandes empresas de franquicia es que ambos ya están puestos en marcha.
Si la franquicia es grande, a la hora de seleccionar la marca es sencillo realizar una encuesta de sensibilización entre los consumidores. Y también preguntar sobre las actitudes que despierta la marca, puesto que es más conocida.
Del mismo modo, también se puede fácilmente determinar el historial de la franquicia en visitas a franquiciados que hayan estado operando durante mucho tiempo con ellas. Y preguntarles alguna información que sea del interés del inversor.
Otra ventaja que los grandes sistemas de franquicia pueden ofrecer al nuevo franquiciado es la seguridad y la fiabilidad. El riesgo de entrar en un gran sistema de franquicias es, generalmente, más bajo, porque han trabajado todos los errores de sus procedimientos hace mucho tiempo. Aunque todo ello no significa la garantía de éxito, hay menos incertidumbre debido a la gran cantidad de información disponible sobre el mercado y sus operadores.
La flexibilidad de las pequeñas franquicias
Por otro lado, tenemos a las franquicias con un desarrollo menos amplio. Pero que, a su vez, también cuentan con ventajas que las hacen seductoras para los inversores y los emprendedores. En ellas es más fácil tener creatividad o libertad para elaborar nuevos proyectos e incorporarlos a un negocio. Aspectos como la creatividad o la innovación son cruciales para la competitividad de las empresas en el mercado.
En estas franquicias la gestión de los negocios es menos compleja. Con jerarquías más cortas y cercanas que, generalmente, facilitan la comunicación entre los diferentes agentes del mercado. Esto es comprensible, ya que cuando una empresa alcanza cierto tamaño necesita estandarizar sus procesos para evitar el caos.
Al ser de menor tamaño, estas franquicias son más flexibles. Algo que les da la oportunidad de adaptarse a las imposiciones del mercado con mayor facilidad que una gran empresa. Este aspecto destaca, sobre todo, en aquellos momentos de recesión económica siempre que las empresas tengan una marca y una estructura bien consolidada y desarrollada.
El franquiciado, un valor
Por otro lado, la pequeña empresa es un lugar donde los puestos de trabajo están menos acotados. Generalmente, en las grandes empresas el personal tiene unas directrices y no sale de esos límites. En las pequeñas, los roles de los puestos de trabajo no están tan definidos. Y se puede tener una visión más global de los servicios que presta.
Además, muchas veces son las pequeñas empresas las que satisfacen necesidades de las grandes compañías. Ya que surgen como distribuidoras de empresas de mayor tamaño, agentes de servicios o proveedores. Igualmente, la especialización de bienes y servicios es mayor en las pequeñas franquicias.
Por otra parte, encontramos ventajas generales a la hora de negociar las cláusulas de la firma de los contratos cuando la enseña es más pequeña. Esto es debido a que, para ellos, el inversor no es un número de tantos inversores como en las grandes cadenas, sino un franquiciado al que hay que “mimar”.
Al mismo tiempo, una vez que la franquicia empiece a expandirse de una manera amplia, los primeros franquiciados se convertirán en grandes valores de la empresa. Que cuentan con más peso y donde depositar mayor confianza. Por último, también hay que destacar que estas franquicias suelen requerir una menor inversión en comparación con las grandes cadenas. Esto supone que están al alcance de más emprendedores.
En definitiva, dos posibilidades: franquicias grandes y franquicias pequeñas. Ambos tipos de enseñas cuentan con muchas ventajas. Por tanto, para elegir la franquicia definitiva echa un vistazo a las dos opciones. Ahora queda en tus manos dirigir tu inversión hacia un lado u otro.