La lenta pero firme recuperación de la economía española viene provocando, de un tiempo a esta parte, una intensa proliferación de nuevas firmas dedicadas al asesoramiento de empresas. Todas se enmarcan en un sector muy competitivo, como lo es el de las asesorías y las consultoras, y operan –en gran parte- bajo el sistema de franquicia.
El leve repunte de la economía ha hecho que, en los últimos meses, hayan iniciado su actividad un buen puñado de pequeñas y medianas empresas. En paralelo a su desarrollo y consolidación como tal, todas tienen –cada vez más- la necesidad de contar con asesoramiento en diversos aspectos de su quehacer empresarial. Por ello han proliferado también las franquicias especializadas en aconsejar a este tipo de pymes. Su especialización se debe a la necesidad de cubrir un nicho de mercado muy concreto y necesario, lo que hace que su volumen de negocio no tenga que depender de la coyuntura económica del momento.
Dado que el espectro de clientes se ha multiplicado, la estructura del sector ha quedado definida por un grupo de compañías globales de gran tamaño que ofrecen soluciones integradas a sus clientes en todas las disciplinas que concurren en un proyecto empresarial. Por otro lado, coexisten un mayor número de pequeñas empresas que hacen frente a la elevada competitividad del sector, especializándose en determinados sectores o nichos de actividad, orientando su oferta hacia una rama determinada como consultoría en calidad y seguridad, servicios de intermediación financiera, gestión medioambiental, gestión global del entorno de la franquicia, etc.
Características de las franquicias de consultoría
Uno de los aspectos que más influyen en el crecimiento del número de oficinas es el hecho de que los requisitos que exigen las cadenas de franquicias para incorporar un socio a su red facilitan la entrada en un sector que ofrece una demanda estable y, además, la posibilidad de acceder a un determinado nicho de actividad, según los intereses del inversor.
Definiendo las características de un establecimiento tipo, la inversión inicial media que solicitan las franquicias de consultoría se aproxima a los 40.000 euros, más un canon de entrada que ronda los 14.000 – 15.000 euros. Por otra parte, es habitual en algunos casos el pago de royalties por explotación -variando entre el 0% y 10%-, y de publicidad -entre un 0% y 5%, dependiendo de la enseña-.
Otra de las bazas de este tipo de franquicias se encuentra en el local, ya que se necesita un espacio especialmente amplio ni acondicionado para desarrollar la actividad de asesoramiento. La dimensión media del establecimiento se sitúa en los 50 metros cuadrados, una superficie ubicada en una población de entre 15.000 y 100.000 habitantes (en función de los servicios que preste la consultoría) y que compartirán alrededor de 3 o 4 personas.
La duración media del contrato que ofrecen estas cadenas de franquicias ronda los 5 años, un periodo que normalmente podrá prorrogarse y que anualmente podrá llegar a ofrecer una facturación cercana a los 110.000 euros.
¿La clave? La profesionalidad
A diferencia de otro tipo de negocios, el éxito o el fracaso de una consultoría está estrechamente ligado a la profesionalidad y al grado de capacidad de las personas que conforman el equipo humano de la empresa de consultoría y asesoramiento. En este sentido, todas las cadenas de franquicias del sector coinciden en que el futuro franquiciado deberá tener experiencia y conocimientos previos en consultoría para comprender las necesidades y objetivos del negocio y gestionar adecuadamente los recursos de que dispone desde el principio.
El capital humano compone el núcleo de los servicios de este tipo de franquicias. Más que poseer unos locales bien ubicados o grandes adelantes tecnológicos, lo que marca la diferencia en el sector consultoría es la capacidad y experiencia de los profesionales, primordial a la hora de ofrecer un buen servicio al cliente.
Además, tratándose de franquicias, también es muy importante estandarizar el modus operandi en toda la red de la compañía. Establecer un protocolo de comportamiento, unas pautas de actuación, la forma de comercializar… Todo es fundamental para difuminar el factor humano en la prestación del servicio y lograr la reproducción de la actividad de forma homogénea y similar en todos los locales de la misma marca.
Asimismo, actualizar los recursos tecnológicos y las herramientas de trabajo también es importante, al igual que constituir una imagen de marca que llegue a ser reconocida por la sociedad, factor fundamental a la hora de dar confianza al cliente y también a la hora de crecer a través del sistema de franquicia.
Consejos para el futuro
De cara a los próximos años, las franquicias que se dedican a la consultoría deberán esforzarse por implementar nuevas tecnologías a sus métodos de trabajo, ya que un buen equipo que se apoya en herramientas tecnológicas de última generación estará preparado para hacer frente a la tarea de ofrecer el mejor consejo a su cliente.
En cuanto al mayor escollo con el que se van a encontrar estas franquicias, claramente será la competencia que suponen las grandes multinacionales y la tendencia a la concentración sectorial. Un reto que tendrán a afrontar a través de la especialización, pero sin llegar a ser dependientes de un sector demasiado concreto.
Parte importante es también la de homogeneizar los servicios, pues supone dar a conocer lo que ofrece la franquicia antes de contactar con el cliente, que ya sabe lo que puede encontrar en las oficinas de la red.
Y por último, otro aspecto esencial para alcanzar el éxito en un proyecto es la capacidad de adaptarse a los cambios. La capacidad de adaptarse a los cambios será uno de los aspectos esenciales en el éxito de un proyecto. Saber adelantarse a las necesidades del cliente, no quedarse obsoleto en cuanto a la oferta de servicios y productos y estudiar siempre la demanda, es más que importante para que cualquier franquicia pueda seguir en el candelero.